Foto: Shakira Habibi
Cuando lo que se vende no es lo que se adquiere
La verdad es que pensé mucho en mi siguiente post, y tenía otro tema planteado. Pero una persona muy querida está pasando exactamente por esto, así que este post es para ti mi darling.
Seguramente en algún momento de tu vida (o de alguien cercano a ti) te pasó que descubriste que alguna persona, amig@/pariente/co-worker, no era lo que se “vendía”. Es decir, parecía ser totalmente linda, genial, honesta, sincera, tenía gestos contigo, era cariñosa (aunque siempre a su manera), podía ser encantadora incluso… en resumen, una bellísima persona. Era tu BFF. #Friend4eveeeerrr!!!
Jamás se te iba a ocurrir que esa maravillosa y única relación de amistad, cariño, compañerismo y toooodos los componentes que se te ocurran se podría acabar... Pues sí. Eso parecía.
Por supuesto, durante un tiempo, te diste cuenta de varias señales. Parecían ser sólo detalles, comentarios sueltos, miraditas, indirectas, actitudes, comportamientos algo infantiles… cosas que te hacían pensar que esa persona podía estar medio zafada o mínimo alterada (y sé de un par de casos en que se trataba de una mujer de cierta edad y llegaron a pensar que actuaba así porque era menopáusica… believe it or not).
Mientras tanto, tú siempre encontrabas razones o excusas para justificar sus cada vez más extraños comportamientos y reacciones. Parecía que todo a su alrededor le alteraba o le molestaba. Y peor: nunca, NUNCA, estaba content@ con nada. Simplemente, nada le hacía feliz. Nada. #comoquelefaltauntornillo
Hasta que llegó el día en que esa persona te dio la puñalada trapera y el cuento de la larga-y-sincera amistad se acabó. Te diste de cara contra esa enorme pared llamada REALIDAD, y descubriste que esa persona que se vendía como maravillosa no sólo era falsa, mala vibra, mentirosa, embustera, acomplejada, resentida, envidiosa y ponzoñosa, sino también barata, miserable y una completa arpía. Una basura total. Un ser de tan bajo nivel que sólo alcanza a codearse con los seres más zarrapastrosos de la cadena alimenticia, los rastreros... y se siente tan cómoda entre ellos que intenta arrastrarte a ti a su mismo nivel, a ras del suelo. Y eso, obviamente, no es para ti. Lo sabes, no?
Así que, aunque te duela (porque claro que duele!) tienes que hacer a esa persona a un lado, y sacarla de tu vida, eliminarla de todos tus contactos, redes, conexiones, y alejarla por completo de ti y los tuyos. Piensa que primero es tu paz mental, tu salud (que no tiene precio) y tu tranquilidad. Y vas a ver, tal vez con un poquito de tiempo, que así va a ser mejor. Será la mejor decisión que hayas podido tomar. Te vas a sentir libre, tranqui, en paz y feliz. Y eso #NoTienePrecio Recuerda que en tu vida sólo se acepta buena vibra.
Eso sí: prepárate para pasar por tu etapa de duelo, porque dejar ir a esa persona que fue tan cercana y tan querida para ti, va a ser un proceso; pero será para mejor. Para que tú estés mejor. Así que respira hondo, saca toda tu fortaleza interna y sigue adelante. Te aseguro que te espera una vida más plena y ¡feliz!
P.D. Si estás atravesando tu proceso de duelo, revisa mi siguiente post Los 5 Sabores de la Pena. Te aseguro que luego te sentirás muuucho mejor ; )

Comentarios
Publicar un comentario
Te leo!